Jabón de leche de cabra, avena y miel.

Mi segundo jabón con los mismos enredos del primero.



Bueno, ayer realicé mi segundo jabón, aprovechando que los dos 'hombres' de mi casa se iban al fútbol, aproveché la ocasión para realizar mi segundo jaboncito... Ay Dios...


Preparé la fórmula en la calculadora de Mendru :

Oliva Virgen, aceite de ......... 275gr
Coco, aceite de ................. .... 85gr
Almendras, aceite de ............. 25gr
Germen de Trigo, aceite de ... 12gr
Cera de Abeja ....................... 20gr
Girasol, aceite de ..................   5gr

Sobreengrasado .....................10%
Concentración ....................... 30%

Agua ...............................126gr
Sosa ................................ 54gr

Puesta aquí la composición, vamos a narrar su elaboración y...... ¿Preparados?... ¡Vamos allá!

Aprovechado la tarde en que mis dos amores habían salido de tarde futbolera, me decidí a hacer mi jabón de leche de cabra, harina de avena y miel.

Algo me decía en mi interior que no iba a ser tan fácil como esperaba, pero me dije a mí misma que ésta vez no sería como la anterior, estaría mejor preparada... jejejeje... ¡Qué ilusaaaa! En fin, preparé todos los aceites, derretí la cera y me dispuse a hacer lo que me viene ilusionando desde hace meses... ¡Hacer jabón!




Primeramente me dispuse a buscar un tarro de cristal, de esos que guardo de los botes de tomate... y ¡no estaban! Buscando allí y allá y nada... ¿dónde están? ¡Claro ha fregado mi consuerte y seguro los ha tirado! Busqué en la basura incluso y no me aparecían los botes que tenía aparcado en un ladito de la encimera... Ainsss, miré en el mueble de la fregadera y estaban las tazas, esas tan bonitas que se me rompieron en el borde y que las tengo en reserva a ver si mi marío se decide a hacerle unos agujerillos en la base y que me sirvan de macetita.... Me dije... Bueno, como es para el jabón, luego lo friego y lo guardo....

Como ya sabéis, la sosa alcanza gran temperatura cuando se pone en contacto con el agua, por lo que si hacemos alguna infusión, o en este caso, leche... hay que congelarla para que no se queme y se chamusque. Yo, suelo congelar la leche en porciones de 100 gr. y la fórmula necesitaba 126 gr. así, que cogí 26 gr. de agua y le puse la sosa... Poquita agua... así que la sosa se me hizo un bloque muy duro en el fondo, duro y pegado que no había forma que se diluyera.. Le fui añadiendo la leche congelada esperando que aumentara la temperatura algo y se disolviera.... Pero no...

La leche continuó siendo bloques de hielo en un líquido blanquecino y abajo... abajo seguía la sosa pegada en bloque... Decidí hacer una nueva disolución de sosa y leche, así que tiré todo por el fregadero y con agua muy caliente llené una y otra vez la taza... Salía humito de la sosa, pero no se acababa de disolver... 

De pronto me acordé de donde guardo los taper y se me ocurrió que ahí podía haber guardado Juanjo los tarros, miré y .... ¡Síiiiii! ¡Allí estaban!. Directamente hice una nueva disolución pero con toda la leche congelada... se la puse y batí enérgicamente el tarro... Evidentemente no subió mucho la temperatura, así que me dispuse a colocar los aceites.

Ni que decir tiene que utilicé nuevamente una botella de agua cortada por la mitad para hacer la mezcla, le puse los aceites y cuando fui a coger la cera..... mmm... se me había endurecido de nuevo, así que la puse otra vez al calor...  Ea, más tiempo perdido... 

Pero lo peor aún estaba por llegar... Ya cuando mezclé los aceites vi que había dejado muy bajo el corte de la botella y que cuando le pusiera la sosa, lo mismo podía revosar... Pero terca de mí, me arriesgué, me arriesgué y perdí... Cuando puse la sosa sobre los aceites y comencé a darle con la batidora, pensé que se me caería todo, así que rauda y veloz lo dejé todo por medio, atrinqué una nueva botella, la partí más arriba y volqué la traza que ya se espesaba solita por el fondo... Ainss, se me quedaron parte ya jabonosa en el fondo de la primera botella... ¡Y NO LE HABÍA PUESTO EL SOBREENGRASADO Y LA MIEL! 

Corriendo me fui a ella y .... y la miel estaba condensada en el fondo.... AAAaaaaaahhhgggg.... Solté la batidora y con los dedos eché hacia abajo toda la que pude en la traza... Seguí batiendo y la traza ya parecía una masa...

El olor no me convencía, olía mucho al aceite de oliva... Así que pensé entonces en la avena, que no se la había puesto tampoco con los nervios... Le solté dos cucharones de harina de avena y seguí batiendo... Cuando casi estaba, me fui al molinillo y le puse varios clavos y molí para añadir y camuflar el olor aceitoso... Busqué igualmente canela, pero no la encontré... ¿dónde leches la pondría yo la última vez que la usé?

Finalmente enmoldé a cucharones antes que nada, luego con un poquito que dejé (ya casi duro) le puse más avena con el clavo y lo utilicé para adornar en la zona de arriba... Como podéis ver, al final encontré la canela y se la espolvoreé por encima....y así quedó...






¡Como unas natillas!











 A la mañana siguiente los corté... estaban muy blandos, mantecosos, no olía tan mal, pero tampoco se le notaba el aroma del clavo ni la canela...




Se les nota en la zona de arriba el cambio del color, con el clavo y la canela...











Y hasta aquí esta primera parte del deseado jabón de leche, avena y miel, que terminó siendo también de clavo y canela...



Ahora tendréis que esperar a una nueva entrada para que os cuente el desenlace de este segundo jabón....


1 comentario :

  1. Hola! talvez si al derretir la cera la pones a baño maría junto con un poco de aceite de oliva o de soya, podrias lograr que no se endure de nuevo y descontar esos aceites del total. Felicidades! dan ganas de comerselo jejeje

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