Esta semanita he elaborado un
jabón de miel y vengo a presentarlo en Sociedad.
Es que estaba deseando …..
jejeje… Tras limpiar la cera de abeja pura, tal y como explico aquí, no tenía espera para elaborar un nuevo
jabón. Así que ni corta ni perezosa me puse manos a la obra.
♦ Aceite de oliva virgen ……. 352
gr.
♦ Aceite de coco…………….….. 95 gr.
♦ Manteca de karité….……… 34 gr.
♦ Aceite de pepita de uva….. 20 gr.
♦ Cera de abeja pura……..…. 21 gr.
♦ Miel………..………….…………… 25 gr.
♦ Sobreengrasado…….. 9 %
♦ Concentración……….. 28 %
♦ Agua de miel.. 175 gr.
Y ahora diréis…. ¿Qué es agua de
miel?... Pues es un término que yo he acuñado en esta ocasión, para referirme
al agua resultante de haber decantado la cera en su proceso de limpieza.
Bueno, pues aprovechando que me
quedé nuevamente solita en casa, ya que mis dos hombres se habían ido a
entrenar, y viendo tan limpita la cocina…. me dije… ¿Me tumbo a ver la tele o
me pongo a llenar de cacharros la cocina y hago el jaboncito de miel?... Me lo
pensé ehhhh, me lo pensé durante unossssss… ¡dos segundos!... jejejeje.. ¡Halaaa,
manos a la obra!. Es que esto de jaboneo me supera ehhhh…
A ver, tenía muy claro cómo
quería hacer el jabón, pero mientras preparaba la fórmula en la calculadora de Mendrulandia, me fueron asaltando dudas sobre este jabón. De entrada, le tenía una mijilla de ‘jindoi’ ya que
conocía el efecto que produce la miel en la temperatura de los jabones durante
su proceso de gelificación.
De hecho, el anterior jabón que
llevaba miel me salió bastante desastre, aunque con la temperatura no tuve problemas.
Aun así…. Recelaba de sus posibles efectos en este aspecto, ya que le había
incorporado el agua de haber limpiado la cera, además de llevar en su composición
también cera, así que pensé que, junto con la miel, había comprado muchas
papeletas para que me pudiese pasar el famoso efecto volcán.
También dudé sobre la
espumosidad y la dureza. Temía que me saliese el jabón muy blando. Es que a una
le gusta experimentar, pero tampoco se trata de desperdiciar aceites y
mantecas…. Y en este jabón más, que lleva karité… y eso para mí, es un lujazo…
El proceso en la elaboración fue muy tranquilo y a la vez ajetreado y… me explico… Primero congelé el agua de miel. Tenía un precioso color ámbar y un intenso aroma a miel… Bueno, eso antes de congelarla claro, jejeje, porque luego no olía a ná y además estaba blanquecino por el hielo…
Además, intentando romperlo con el punteo del cuchillo, me saltaron un montón de lascas…. ¡Mira, mira, miraaa… que está la cantidad justita para la sosaaaaa… a ver si me va a bajar un gramo!…
Ah, una
cosita voy a decir sobre el tema congelación… Yo… ya… no congelo más. El
próximo, si lo congelo, lo saco con la suficiente antelación para que esté
bastante disuelto a la hora de echar la sosa.
Ya me
ha pasado en todas las anteriores ocasiones, y así lo he contado… Cuando añado
la sosa al agua congelada, ésta se me hace un bloque duro que me cuesta diluir…
Tengo que tapar el tarro, agitar bastante y remover intensamente con mi
palillito de la brocheta, sí ese del que tengo
una ‘jartá’, que no os penséis
que es el mismo que lo guardo… noooo…..
Pues, cuando me pasa esto, me entra unos ‘agobios’ que pa qué. Que yo a la sosa le tengo mucho respeto.. por no decir que me entracagaleras inquietud, no sea que con lo desastre que soy… la
líe, tenga problemas, con algún salpicón.
Pues, cuando me pasa esto, me entra unos ‘agobios’ que pa qué. Que yo a la sosa le tengo mucho respeto.. por no decir que me entra
Pues cagá de miedo
con mucha precaución, estuve dándole ahí
removiendo con el palillo, intentando pillar el pequeño bloque compacto que se
había formado de sosa, y que iba por libre nadando entre el resto del líquido,
y yo… cagándome en to… dándole en
plan ‘machuque’ para deshacerlo
completamente del todo… Es queee.. me
pone de los nervios.
Sobre los aceites, pues…. la cera la derretí al baño maría y las demás mantecas y aceites sólidos, lo puse en el recipiente más cómodo para mí, la botella de plástico de litro y medio de agua cortada por la mitad, bien de Fontvella, o bien de Lanjarón (según esté más barata en el
Junté los aceites y se me hizo
una mezcla espesa pero diferenciada entre los aceites y las mantecas…Temí que
la cera comenzara a ponerse bien dura y me pasase como en el jabón de leche,
miel y avena, que me salieron puntos blancos y que aún no tengo claro si fue
por culpa de la sosa, o de la cera que no quedó bien derretida.
Efectivamente, en la mezcla de
los aceites se estaba formando grumos. Oiiiiiiii Ya mismito vamos a empezar,
muy tranquilito iba todo.….. Pues bien clarito tenía que no lo iba a poner en
ninguna olla a calentar. ‘¡Deseguía!’
Con el coñazo de la cera agarrándose y el fregoteo luego …. ¡Ni
mijita!
Atrinqué la batidora rapidito y
le di con energía para mezclar muy bien, pero aquello seguía grumoso. Puse agua
muy caliente en el fregadero y dejé la botella partida medio sumergida, y con
un tenedor removí muy bien la mezcla que se fue haciendo, con el efecto baño María, cada vez más líquida hasta quedar
perfecta.
Ahora, todo preparadito me pongo
los guantes, me ciño las gafas y voy al lío… Añado la sosa, y estando cogiendo
la traza voy a ponerle la miel y... ¿dónde está?... Miro a mi alrededor
sujetando la batidora y..… me veo la miel que había preparado… allá a lo lejos... inalcanzable para mis brazos..…. En esto que….
siento el portón entrando mi marido y mi niño, que ya habían vuelto de los entrenamientos. ¡Olé, olé, olé!...♫ Aquellos
duros antiguos que tanto en Cádiz dieron que hablaaaarrr ♪…. ¡Ayyyy que alegríaaa!
¡Juanjoooooo…. Ayúdameeeeee!..... Otra vez estás liada con lo de los jabones…. Ayyyy,
calla y dame la miel… ésa que está ahí, al lado del microondasss… ¿Ésta?... ¡Síiiii!..
Que se me pone dura la trazaaaa,
calientalaaaaa, no ves que está duraaa…. ¿Dónde?... ¡En el
microondasssss, donde va a ser! Pero no tantoooo, que me va a hervir y me va a calentar
la traza y me va a subir la temperatura y me va a hacer efecto volcánnnn….
¿Qué se te va
a quéeee? ….. ¡Tiraaaa la miel yaaaaa! .. ¿Qué poca
he puesto no?
(Cuando ví caer ese pequeño goterón pegajosillo me di cuenta que me había pasado de precavida, había que ponerle el doble por lo menos)
Oishhhs…. esto es muy poco…..aligera, coge más y témplala, correee que se está poniendo esto ya muy duro… ¿Y donde está la miel? …. ¡Ahíiiii! …. ¿Ahí dónde?... ¡AHÍIIIIIII!
(Cuando ví caer ese pequeño goterón pegajosillo me di cuenta que me había pasado de precavida, había que ponerle el doble por lo menos)
Oishhhs…. esto es muy poco…..aligera, coge más y témplala, correee que se está poniendo esto ya muy duro… ¿Y donde está la miel? …. ¡Ahíiiii! …. ¿Ahí dónde?... ¡AHÍIIIIIII!
Pero no estaba ahí… rápidamente
giré la cabeza buscando el ansiado vasito de la miel por toda la extensión de
la encimera, pero….¡No estabaaa!..... ¿dónde coño la había puesto yo?.. ¡Aguanta!... (la
batidora)… A ver, me digo a mí misma….. Actúa
rápido… dónde he trasteado… por la encimera… no, el mueble… no, trastero…..no, el frigo… ¿el frigo?... Síiiii … ¿Que cojones
hace la miel en el frigo? …. ¡Tú sabras! ….
Como que
tengo la cabeza a las tres de la tarde…¡No te digo!.. ¡Ya, ya!....
Mira, estaba la miel más fría
que un iglú con las ventanas abiertas… ¡Desde luego!… ¡Qué empaná tengo!…. Evidentemente
la puse a templar, mientras mi consuerte estaba ahí bien plantado aguantando la
batidora, cual Quijote con su lanza, mirándome con cara de circunstancias….
mientras yo, con los ojos desencajados, estaba mirando a través de la
ventanilla del microondas con la vena ‘ahórtica’ a dos mil por horas…
En fin, para terminar ‘el
resumen’ de esta historia, volví a retomar las riendas de la batidora, y mi santo
marido me ayudó a incorporar la miel, miel de la buena ehhh, cogidita en la Sierra
de Grazalema.
Puse la traza, que aún estaba
muy manejable, en el molde… La tapé con el plastiquito de embalar para hacerle
el dibujito característico del panal, y lo dejé fuera dándole el fresquito que
entraba por la ventana… Ya era entrada
la noche y la temperatura había caído bastante, así que lo dejé medio
destapado.
Antes de irme a domir, le eché
un último vistazo, toqué nuevamente el plástico
(Como no tengo termómetro me tengo que fiar de mi tacto… Esto es igual como mi
medida universal de ‘a ojo’) y vi que
seguía templadito, pero un poco menos que antes, así que me quedé tranquila…. Le
puse entonces su tapaderita, pero lo dejé fuera, sin abrigar.
Y así ha quedado….
Sí, sí... ya veo que las pompitas del plastiquillo estaban pinchadas casi todas...Esto me ha dejado .... ¡bbrrrrr! |
Ahora vamos al capítulo de las
propiedades de este jabón…
Bueno, pues por si aún no os
habíais enterado, contiene cera de abejas, ésta se comporta como un gran
humectante con propiedades nutritivas y suavizantes (uy, un pareado) además de poseer efectos antiinflamatorios,
cicatrizantes y bactericidas que ayudan a prevenir el envejecimiento del
rostro. La manteca de karité, por su parte, es un potente regenerador celular
que nutre e hidrata aportando tersura y elasticidad; usado de forma continua
previene el envejecimiento.
Estos dos ingredientes se encuentran
acompañado por el aceite de oliva, antioxidante y regenerador. El aceite de
pepita de uva, otro antioxidante con efectos tonificantes y el aceite de coco,
antiséptico y equilibrante.
¡¡Me ha encantado todo!! la historia y el jabón, ¡buenísimos!
ResponderEliminarGracias Irene, me gusta que os guste... Al fin y al cabo, son todas historias cotidianas, vistas con un poco de sentido del humor...
EliminarJejejeje, lo de las pompitas no es solo a ti. Y el ajetreo del jabón tampoco, sobre todo cuando el pinche no se entera. Te ha quedado muy bien, asi que después de tanto sufrir ha valido la pena. Un saludo.
ResponderEliminarMira que tenía el plastico guardado desde hace un montón esperando la ocasión... y se ve que se ha desinflado. Me da coraje porque se nota los boquetitos arrugados jejeje..
Eliminarjajaja, por que las cosas tienden a esconderse en la cocina??? A quedado precioso, enhorabuena!!
ResponderEliminarSi es que estamos tan liadas que yo, por lo menos, estoy haciendo una cosa mientras pienso en otra... y luego...lo relío todo. Supongo que eso nos pasa a todas... Es una facultad muy femenina... hacer varias cosas a la vez.. jajaja
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