Buenoooooo, después de un tiempecito sin publicar, creo que llegó la hora de presentaros a mis nuevos jaboncillos que lucen ya en
la ducha de mi casa. Bueno, los que quedan.
En un principio, este jabón estaba formulado con aceite de almendras dulces entre sus componentes, pero como os contaré más adelante, tuvo que variar la fórmula sobre la marcha.... y.. aquí están sus ingredientes.
v
Aceite de oliva virgen.
v
Aceite de coco.
v
Aceite de hueso de palma.
v
Manteca de mango.
v
Manteca de karité.
v
Manteca de cacao.
g
Hidróxido de sodio.
g
Infusión de alhucema.
※
Aa.ee. de geranio, Litsea cubela, mandarina,
menta y patchouli.
※
Esencia de polvo de talco.
※
Seda.
Y ahora, vamos al lío….
Los que me seguís, sabéis que soy algo despistada y a pesar de preparar todo con mucha antelación, siempre hay algo que me dejo atrás y tengo que improvisar sobre la marcha. Pues bien, este jabón no iba a ser menos. Que no se diga que no me gusta un stress.
En la formulación inicial, este
jabón no llevaba manteca de mango, sino aceite de almendras y jugo de aloe
vera, peo como ya os contaré más adelante, tuve que cambiar…. Ahora, eso sí…,
no por eso estoy descontenta ni mucho menos, es más… creo que he mejorado el
producto inicial…. jejeje.
Buenooooo, tengo que confesar que
también tuve algunos despistillos sin importancia con los colores, el
sobreengrasado, la seda y los aceites esenciales… cof, cof, cof… Oishh que
tosss.. (y porque no había más…)

Finalmente, y con una tendinitis ya en el codo, quedo todo en un tono ámbar oscuro, pero muy transparente. Así que
tomé la seda y se la añadí a la lejía… ‘Sagerá’ que soy, le puse bastante seda …
tanto.... que no se deshizo… La madre que lo parió’. ¡Leches! Y dale de
nuevo con el palito… Una vuelta, y otra, y otra, y ahora cierro el tarro, ahora
lo agito, y le doy otra vuelta, y otra, y otra más.. y yo.. me cagó en to lo
que se menea ... que me empiezo a impacientar…
Así que tomo la batidora para acelerar el proceso yyyyyyy…. Jejejeje, el bote
tenía la boca muy pequeña y no me cabía la batidora…. Ay mareeeeeeeeee…. Con
los guantes de goma, que son algo incómodos para ir con prisa y con la cocina 'manga por hombro', me puse a buscar
un tarro más grande…y... como la Ley de Murphy es mi doctrina... pues..... ¿Dónde coño narices tengo yo ahora un tarro grande?. Como es
normal… pues en ninguna parte…
Me quito los guantes con
muchísima precaución y me voy al trastero (Mi trastero es como la estación de
Harry Potter, en cualquier esquina puede salir algo). Miro aquí y allá y por
fin veo un tarro de cristal bien grande de aceitunas… Destapo y huele a cerrado, pues nada, a
fregar, darle con alcohol luego y, a poner a secar en el microondas, de lado porque de pie no cabía…
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Ese brillo no es que lo haya mojado ni nada por el estilo. Simplemente es así.... Sedoso. |
Todo controlado ya, me dispuse a darle un olor expectacular al jabón... Nada, que se me había metido
en la cabeza que este jabón oliese muuuuy bien. Que tuviese una fragancia de
frescor, así que usé una mezcla de aceites esenciales de litsea cubela y geranio, pero al añadirle
patchouli a modo de fijador, no me gustó la mezcla, así que tomé aa.ee de
mandarina y de menta para camuflar. Pero
el olor resultante no me convencía, así que atrinqué una fragancia que tengo con
olor a polvo de talco y allí que hice mi
propia alquimia.
El olor resultante me gustó pero era muy intenso… Demasiado
para mi nariz. Pero bueno, como luego los olores se van, pues no me importó,
claro que en la cocina olía a mezcla de esencias que te cagas… Vamos, pasa la
‘Meretérica’ por mi calle y me multan por atentar contra el salud olfativa de
los vecinos.
Bueno, fuera de bromas… queee... .que sí, que olía bien fuertecito en la cocina. Y encima, para conservarlos mejor mientras
calentaba aceites, no tuve mejor idea que poner la mezcla dentro del frigorífico, tapada con film
transparente; y recé dos Padres Nuestros y tres Ave María para que los filetes
de pollo no me cogieran el olor.
Pensé que ya tenía preparado todo lo más engorroso (¡Qué ilusa!), así que 'to' contenta, me puse manos a la obra con las mantequitas, que puse al
baño María para que se derritieran, mientras mezclaba los aceites blandos.

A ver, ¿estará detrás del de semilla de calabaza?… ¡No!... A ver, que no llego… ¿Detrás del de sésamo y germen de trigo?... ¡No!.... A ver que lo saco todo…… Y ¡No estááááááá!..... Pero….¿Cómo que nooooo? Si yo tengo un tarro grandeeeeee.
La historia es que con todo
preparado, había que reformular. Y allí me encontraba yo, en medio de la
cocina, mirando la lejía batida con la seda, las mantecas casi derretidas, el
resto de aceites en la batidora, apartada la cantidad exacta de sobreengrasado
y los aceites esenciales en el frigorífico, con un soponcio ‘na’ más tenía…
desmoralizada.
Automáticamente, tras unas ganas
tremendas de cogerlo todo y mandarlo a tomar por culo, no proseguir,
puse en marcha mi tic-tac resolutivo. Como una posesa, me fui… ¡Al Trastero!...
a ver que otro aceite o manteca me pudiese
valer sin tocar el resto de cantidades.
Quité un aceite de delante, tiré
el otro hacia un lado, otro hacia el inverso, otro hacia atrás y la manteca de mango
de mi último pedido, que encima le daba
unas propiedades estupendas al jabón. Así que ni corta ni perezosa, y con todos
los ‘preparativos preparados’ retome el proceso, que, eso sí, seré despistada,
pero a rápida, tampoco me quedo corta.
Ya más tranquila, preparé los envases con los colores para
realizar la estética del jabón. Esta vez quería algo que se me recordase los
colores de la primavera, de las flores, quería un jabón que tornase entre el verde agua, el rosa, el
malva y amarillento del trigo….( Osú que poética).
En un molde grande y cuadrado que me ha hecho mi señor marido, usé la técnica de la percha y por una vez en mi vida, los colores estaban perfectos, la traza era ideal para ello, y los dibujos eran una preciosidad, por lo menos, a mí me lo parecía… Ya me imaginaba como quedarían al corte, cuando en el momento de ponerle la tapa al molde para cerrarlo me vino un ‘pálpito’…. Mmmm… ¡Los esenciales! Ainsss, que no les había puesto los aceites esenciales, que se me había olvidado en el frigo… junto a los filetes de polloooooo.
Había que ser nuevamente
resolutiva, pero en el proceso que estaba ya mi jabón… No, no, no podía, así
que me dije ‘Bueno, no pasa nada, sin esenciales los he hecho muchas veces, yo
lo dejo así, peeeeeero al ir a poner otra vez la tapa al molde de madera (ayyyy
esa tapaaaaa, que es mejor que los rabitos de pasas) me acordé que tampoco le
había añadido los aceites del sobreengrasado, en este caso la manteca de mango
y karité…. Oioioioiiiiiii, ya aquí no había más tutía.
Cogí y en el mismo molde, con
todos los dibujitos le puse todo, los aceites del sobreengrasado y los aceites
esenciales y … ¡al carajo todo! le di a la batidora…
¡Buaaaaaaa! Mis dibujitos se iban mezclando en un mar de colores que poco a poco y con el batido iban quedando cada vez más uniformes y más claros, hasta quedar en un blanco roto.
¡Buaaaaaaa! Mis dibujitos se iban mezclando en un mar de colores que poco a poco y con el batido iban quedando cada vez más uniformes y más claros, hasta quedar en un blanco roto.
Ya, lo único que me quedaba (es
que me resisto a un jabón plano y sin color jajaja) era rebañar los restos de la traza coloreada que quedaban
en los recipientes, y con una cuchara fui haciendo montoncillos sobre la
superficie de la traza con los diferentes colores y luego, con un palito les di
algo de forma.
He aquí lo que quedó… ¡Monísimo de la muerte! ¿A qué sí?
¿Qué queréis que os diga? Que a mí al final me ha encantado….
Este jabón de alhucema, seda, karité y mango, primero,
me parecen muy bonitos jajaja, y sobre el jabón. Pues tiene un tacto precioso,
es untuoso, suave y tiene un olor preciosooooo… Después de seis meses hechos,
tiene un olor a fresco que impregna la piel durante un buen rato, aun después de
secar.
Con este
jabón conseguimos sin más, un jabón perfecto para la ducha, para que nos quede
la piel sedosa, agradable, hidratada y nutrida.
No es un
jabón tratante, es … simplemente… hidratante y muy nutritivo. ¡Ahí es 'ná'!
Siempre
buscamos jabones muy específicos para determinados problemas de la piel. Yo los
he hecho en muchas ocasiones. Son muy buenos jabones, eso sin duda… Todo lo que
aquí pongo está testado en la piel de mi marido mi propia piel.
Pero no
voy a obviar que si no tengo dermatitis, tampoco es que vaya a notar mucho los
efectos de un jabón con esas propiedades.
Así que he
decidido que mi próximos jabones van a ser muy sencillos, con muy buenos ingredientes,
por supuesto, pero que su función principal
va a ser la hidratación y la nutrición en la ducha.
Nos
vemos…
Pero al final de todas las penalidades (que todas pasamos) ha merecido la pena, te ha quedado precioso. Saludos.
ResponderEliminarAinsss, me alegro que te guste. La verdad es que estoy muy contenta con él.
EliminarVaya por Dios! Menudo periplo has tenido! Si es que hay días que los duendes jaboneros se ponen de un puñetero que pa qué... Pero mira tú por donde de un cúmulo de tropiezos ha salido una joya jabonera. Porque con esos ingredientes ese jaboncito tiene que ser una delicia para la piel.
ResponderEliminarMuchas gracias por compartir la experiencia. Ha sido un placer leerla.
Besos!!!
Gracias. La verdad es que es un jabón genial. Todavía me quedan algunos y tienen, después de un año, un olor precioso.
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